El alcohol es una de las sustancias más ampliamente
utilizadas en el mundo.
En muchas sociedades como en la nuestra, su consumo es una práctica muy habitual y ampliamente
aceptado por todos. Para muchas personas, beber moderadamente probablemente sea
sano. Quizá hasta puede tener beneficios para la salud, se suele decir que una
copa de vino en las comida tiene efectos beneficiosos sobre nuestra salud.
Según la OMS El consumo nocivo de bebidas alcohólicas
causa 2,5 millones de muertes cada año. Ocupa el tercer lugar entre los
factores de riesgo de la carga mundial de morbilidad; es el primer factor de
riesgo en el Pacífico Occidental y las Américas, y el segundo en Europa.
Un consumo prolongado de bebidas alcohólicas, puede causar enfermedades hepáticas,
cardiacas, cáncer y pancreatitis. También puede causar problemas en el hogar,
en el trabajo y en el círculo de amistades.
Pero cuantas veces hemos visto mezclar por ejemplo Red Bull con whiskey, una práctica muy habitual verdad?
La
mezcla de alcohol con cafeína es una combinación imperfecta. En realidad estamos mezclando un depresor del Sistema
Nervioso Central (SNC) con un estimulante. Y desde aquí ya podemos imaginarnos
lo que sucede en nuestro organismo.
La cafeína se absorbe y pasa rápidamente hacia el cerebro. No se acumula en el torrente sanguíneo ni se almacena en el organismo. Sale del cuerpo en la orina muchas horas después de haber sido consumida.
El alcohol, en cambio, se obtiene por medio de la fermentación de cereales, frutas o vegetales.
Cuando consumimos alcohol, éste ingresa en el torrente
sanguíneo. Desde allí, afecta el sistema nervioso central (el cerebro y la
columna vertebral), que controla prácticamente todas las funciones del cuerpo.
El alcohol es un depresor del SNC. Esto significa que
hace más lento el funcionamiento del sistema nervioso central. El alcohol, bloquea
algunos de los mensajes que intentan llegar al cerebro. Esto altera las
percepciones, las emociones, los movimientos, la vista y el oído de una
persona.
En cantidades muy pequeñas, el alcohol puede ayudar a que
una persona se sienta más relajada o menos ansiosa. Una mayor cantidad de
alcohol provoca cambios más grandes en el cerebro y produce una intoxicación.
Combinar la
cafeína con alcohol, lo que conseguimos es enmascarar los efectos depresores del
alcohol. A simple vista parece bueno pero para nuestro corazón no lo es.
Cuando estimulantes
como la cafeína, presentes en las bebidas energizantes, llegan a nivel del
Sistema Nervioso Central, hacen que el organismo se altere. Las personas
tienen la necesidad de consumir más licor y bebidas energizantes, lo que puede
hacer que consumamos más cantidad de alcohol de la que consumiríamos en
condiciones normales.
La combinación de
estas dos sustancias puede llevarnos a padecer convulsiones, ansiedad,
irritabilidad, insomnio, cefaleas y, en casos extremos, taquiarritmias
La cafeína no ejerce efecto alguno en el metabolismo del
alcohol por el hígado. Por lo tanto, no reduce las concentraciones de alcohol
en la sangre ni reduce los riesgos asociados al consumo de alcohol.
Divertirse es sano y recomendable, siempre que lo hagamos
de manera responsable. No se necesita consumir alcohol para pasar un fin de
semana inolvidable.
NoirStyleOnline.com
Joana Bocobo
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